martes, 29 de octubre de 2013

El salmo 23 en el mundo laboral (2/7)



Salmo 23, versículo 1. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Me habla del Señor como la fuente de guía y sabiduría, y que antes que nada hemos de buscarlo a Él. Muchas veces, en situaciones difíciles, ¡nos encontramos intentado sacar las cosas adelante usando nuestros propios métodos y habilidades!. Y no lo conseguimos; el problema tiene un peso demasiado grande. Nos hace falta una fuerza fuera de nosotros para vencer el peso de la situación. Como haría un pastor, Él nos guiará y liderará hacia escenarios en los que nuestras necesidades serán cubiertas. Dios es nuestro Proveedor. La promesa es que si reconozco la necesidad de mirarlo primero a Él, ¡entonces arreglará todo lo que necesito para tratar con los asuntos y tareas como un buen responsable de los recursos que Él ofrece!.

Podemos hablar de una falta en los suministros, una falta de acuerdo en la estrategia empresarial, una relación maltrecha entre compañeros de trabajo, un plazo demasiado exigente para la realización de una tarea. Nos vemos desbordados y necesitamos una salida, la desesperación nos invade. La confianza en nuestras técnicas, amistades o cualidades nos fallan y el único recurso disponible es Dios, lo más potente. ¿Cuántas veces, en secreto, hemos hecho una oración pidiendo su ayuda?; nadie se ha dado cuenta de esa petición de ayuda, e incluso nos da vergüenza que otros sepan de esta "debilidad".

Él está siempre ahí, pero no como un botón que automáticamente concede el deseo o la resolución de ese problema. Antes de intervenir en la vida y en las situaciones que enfrentamos, está demandando un abandono personal a Sus cuidados. Entonces actuará, y seguramente lo hará de una forma que no esperamos y que puede llegar a parecer incomprensible. Su intervención tiene un objetivo diferente al nuestro, pero muchísimo mejor; y nada nos faltará.


Traducido, adaptado y ampliado de Peter's Briscoe Space.

No hay comentarios:

Publicar un comentario