lunes, 13 de enero de 2014

El salmo 23 en el mundo laboral (5/7).


El salmo 23, versículo 3b. Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

El liderazgo de Dios nunca, nunca hará que contradigamos su voluntad, según está revelada en la Biblia. Tampoco nos dará nunca un principio para los negocios que no podamos guardar. Nuestro popular taller "Negocios según el Libro" enseña muchos principios bíblicos sobre como hacer negocios como cristiano para asegurar que siempre transitamos por caminos correctos.

Nuestro principal propósito en los negocios está mejor formulado en la Confesión de Westminster: "Cuál es el fin principal de el ser humano? El fin principal de el ser humano es glorificar a Dios y gozar de él para siempre". Mi fin es glorificar a Dios. Esto significa que Él recibe el crédito, que su reputación se mantiene firme, que Su buen nombre y carácter se mantienen intactos en el mercado laboral mientras yo, que llevo el nombre de "cristiano", realizo mis tareas profesionales. Y también puedo "disfrutarlo para siempre". Disfruto de su actividad en y durante mi actividad, dándome cuente de Dios en mi trabajo en cada departamento de la empresa y disfrutando su provisión supernatural.

En el salmo 32: 8, David repite una promesa de Dios, que dice: "te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos". Cuando enfrentamos una decisión acerca de una línea de producto, la ruptura de un acuerdo de colaboración, alza de precios o lo que sea, ... reclamo esa promesa.

Traducido de Peter Briscoe's space.






En cualquier trabajo es difícil actuar correctamente. Más difícil aún es actuar según la propia conciencia. Pero hacerlo según la justicia de Dios, es imposible.
Dios capacita a los que han creído para actuar como Jesús lo hubiera hecho.

Cristo es nuestra justicia.







De todos es sabido lo fácil que es tomar una mala decisión. E incluso estar convencido de que esa decisión es justa.

No tenemos una guía segura. En ningún momento.

El único que puede conducirnos en la toma de decisiones es Dios. Y lo hará de forma que su fama aumente.

Nuestra justicia es Jesucristo. Él es el que ha conseguido la paz entre Dios y los hombres que desean el perdón. Si Jesús no hubiera pagado la condena, la justicia seguiría demandando ser satisfecha.

Cristo es nuestra justicia.

Y Él es el camino por el que debemos andar, por amor de su Hijo, Jesucristo.





Algunos enlaces de esta entrada:
Business by the book.
Confesión de fe de Westminster.


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