martes, 10 de junio de 2014

En el principio.


El principal recurso que tenemos para realizar cualquier actividad es nuestro propio cuerpo y nuestra mente. Un buen uso y cuidado de nuestro ser conducirá a un trabajo mejor hecho.
La calidad de ese trabajo depende de cuál es la naturaleza de la herramienta. Por ejemplo, no es lo mismo un coche de carreras que un utilitario.
El trabajo de cada ser humano tiene una valía simplemente por el hecho de que está realizado por una persona consciente que tiene una naturaleza específica.

LO QUE DICE LA BIBLIA.


Génesis 2: 7.


Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y soplo en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

El original hebreo no dice ser viviente, sino “espíritu que habla”. La concepción bíblica del ser humano no tiene nada que ver con el pensamiento occidental, ni con la cultura africana, ni con otras cosmovisiones del hombre. El hombre es una unidad.


El hombre es un ser espiritual:

La Biblia considera que el hombre es un ser espiritual. El concepto que Dios tiene del hombre es de una unidad en la que su naturaleza es indivisible, un espíritu que habla. Cierto que tiene una parte sensible (el cuerpo que habla) y otra invisible (el espíritu que se relaciona con Dios).

La implicación inmediata es que en el cristianismo bíblico no existe esa dualidad griega entre el cuerpo malo (los monjes que se flagelan en su celda) y un alma pura (platonismo).

Una segunda implicación es que el trabajo manual, entendido como un reflejo de Dios, es tan digno como el realizado con una mente pura o con los ejercicios espirituales de algunas confesiones religiosas.


La actividad que define al ser humano es la comunicación, la relación con otros.

Hablar, comunicarse, relacionarse. Este es el principal activo del ser humano.

En los trabajos normalmente tenemos que relacionarnos con otras personas. Esto es una manifestación del deseo de Dios de que seamos un espíritu que habla.

Las disputas, los malentendidos, la difamación, y otros así son una tergiversación del plan original del que nos ha creado.


Esta cualidad proviene directamente de Dios – sopló en su nariz aliento de vida.

La capacidad para relacionarnos y para actuar provienen directamente de Dios. Nuestras relaciones están caracterizadas por tener una dimensión que es más que simplemente humana. Son una manifestación del aliento de vida que Dios nos ha dado.

Hemos de ver la importancia de esta afirmación bíblica en relación a nuestros compañeros de trabajo. Cada vez que pasamos un informe por correo electrónico, o que taladramos una chapa para la siguiente fase, o se emite una orden de compra, … en realidad, estamos actuando como un espíritu que habla, estamos ejercitando una cualidad que nos ha sido dada desde la divinidad.


Conclusión.


Cualquier tipo de trabajo es una expresión de la naturaleza espiritual del hombre: el trabajo manual, intelectual, el de organización, el trabajo solidario, remunerado o no remunerado.




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