martes, 7 de octubre de 2014

Hemos nacido para trabajar.


Un estudio realizado en EEUU muestra unos datos que pueden considerarse alarmantes. A finales de los años 60, el 5% de los hombres en edad laboral estaban desocupados; en 2011, ese porcentaje alcanzaba el 20%.

La transcripción del cuarto párrafo de la noticia en The Economist, 28 de abril de 2011.

Decline of the working men.

Why ever fewer low-skilled American men have jobs.

El proyecto se encuentra en el filo de uno de los mayores problemas económicos de Estados Unidos: el declive del trabajo entre los varones. De todas las grandes y ricas economías del Grupo de los Siete, EEUU tiene la porción más baja de varones en edad productiva: sólo el 80% de aquellos entre 25 y 54 años tienen un trabajo. Al final de los 1960 trabajaban el 95%.
El descenso de población activa masculina desde 1990 a 2009.

Hemos nacido para trabajar
pero no para penar en el trabajo.

Muchas causas contribuyen a este cambio, tanto políticos, como económicos, internacionales, sociológicos, … ; todos factores externos. Sin embargo, no se tiene en cuenta un par de factores internos que influyen notablemente en esta evolución; o involución.

La mayoría de las personas tiene una percepción negativa del trabajo.
Hay que evitarlo.
Vale más el tiempo de ocio.
Los lunes son el peor día de la semana. A ver si llega el viernes.

Otro factor interno radica en la falta de algún elemento que le de sentido al trabajo.
Trabajar para morirme.
¿De qué vale trabajar, si no voy a poder …?.
Si este trabajo valiera para algo …


Sería bueno recordar la entrada ¡Disfrutar del trabajo!!!.

A pesar de esta visión pesimista, siempre tenemos a compañeros de trabajo enfermizamente entregados a su labor, amas de casa esclavas de la pulcritud o cooperantes radicalizados en ONGs. Éstos se niegan a sí mismos una vida digna y un fruto de su actividad que sea sano y bueno. Viven para trabajar, aunque no le encuentren un sentido digno.

Guía del inventor del trabajo.
El libro de instrucciones del ser humano dice lo mismo. El ser humano ha sido creado para trabajar. Pero el plan no es el que hemos visto más arriba.


Génesis 2: 4-7, 15. La Biblia, traducción Nueva Versión Internacional.
Ésta es la historia de la creación de los cielos y la tierra.
Cuando Dios el Señor hizo la tierra y los cielos, aún no había ningún arbusto del campo sobre la tierra, ni había brotado la hierba, porque Dios el Señor todavía no había hecho llover sobre la tierra ni existía el hombre para que la cultivara. Y Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente.
Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara.


Encontramos varias claves en esta narración de los principios del mundo.


La tierra era un erial porque no había nadie que lo cuidara.

El ser humano, hombre y mujer, es el encargado de hacer de este mundo un mundo mejor; no simplemente cuidarlo o preservarlo, como muchos pretenden. En aquel tiempo, sin adelantos tecnológicos como los que ahora tenemos, la humanidad debía hacer de la tierra un lugar habitable, con plantas, animales y recursos naturales; estos son la materia prima que Dios puso a disposición de la humanidad. Si aquellos primeros hombres y mujeres hubieran descuidado esa labor, en estos momentos no disfrutaríamos de la riqueza ambiental que puebla nuestro mundo.


Un propósito principal del ser humano es trabajar.

En otros lugares de la Biblia encontramos otros objetivos y cometidos fundamentales del ser humano. Pero aquí, ese ser que nos ha creado, deja bien claro que una función principal del hombre es el trabajo. Y por medio de esta actividad, Dios ha dado muchos beneficios, que se repasan en las entradas de este blog: el disfrutar de la actividad, la realización personal, provisión el bienestar de la familia y la contribución al progreso de este mundo y su humanidad.


Consecuencias importantes.

Surgen unas implicaciones que no a muchos van a gustar.

  • Por ejemplo, el tan idealizado paraíso de Adán y Eva no sería tal edén si Adán y Eva no lo hubieran cultivado. Llevaron a cabo un trabajo que convirtió un jardín bello plantado por Dios en un lugar exuberante. 

  • El descanso y el ocio son necesarios como parte integrante del proceso del trabajo, pero nunca han de considerarse un fin. La famosa frase en la tumbona de la playa esto es vida que pretendemos perpetuar más allá del periodo estival. 

  • Ese cielo que algunos esperan con unos santos caricaturizados en angelotes con arpa sin dar un palo al agua es una mentira. 
  • La archiconocida maldición después de comer la falsa manzana, no fue sobre el trabajo. El trabajo no ha sido maldecido. Es la tarea la que sufre esa maldición, convirtiéndose en una actividad dura, con poca ganancia, llena de obstáculos. Pero nunca el trabajo es el que es maldito.



Génesis 3: 17-19. La Biblia, traducción Nueva Versión Internacional.

Al hombre le dijo: ‘Por cuanto le hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa!. Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida. La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres. Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás’. 



Los que ya tienen una relación de dependencia con su Señor Jesucristo les será muy útil la serie de entradas '¿Cómo vive un cristiano su trabajo?' etiquetadas con el tag 'el fruto del Espíritu'.

2 comentarios:

  1. Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara.
    Una frase para recordar de este texto.

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    1. Anónimo, me alegro de que hayas sacado algo positivo de esta entrada. Espero que la percepción que tenemos acerca del trabajo se ajuste cada vez más a lo que debiera ser.

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