En una anterior entrada vimos lo que les espera a los que rechazan
trabajar. Ahora veremos las consecuencias. Debemos pensar que estos perjuicios
son totalmente lógicos y consecuentes con una actitud negativa hacia el
trabajo.
La Biblia pone en contexto cada uno de estas malas consecuencias, esto
es, la personalidad del actor, su manifestación respecto al trabajo, y el
resultado derivado. Por ejemplo, el perezoso (personalidad) no se esfuerza en
conseguir un objetivo (la manifestación de la personalidad) y finalmente sufrirá
estrecheces (el resultado).
Hambre.
Proverbios 19: 15. La pereza hace caer en
profundo sueño, y el alma negligente padecerá hambre.
II Tesalonicenses 3: 10. Porque también
cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: si alguno no quiere
trabajar, tampoco coma.
La inactividad laboral puede llegar a provocar que las necesidades
fundamentales no sean satisfechas. Da igual que la causa sea la pereza o que
sea que te han calado que no quieres trabajar sino vivir del esfuerzo ajeno.
Trabajo forzado.
Proverbios 12: 24. La mano de los diligentes
señoreará; mas la negligencia será tributaria.
La inconsistencia de una actitud, o la inconstancia nunca se ver
premiadas con buenos trabajos o ingresos. El rey Salomón incluyó en la Biblia
este proverbio sacado de la experiencia de la vida, y muy acorde con la
enseñanza general de la Biblia.
Ruina.
Eclesiastés 10: 18. Por la pereza se cae la
techumbre, y por la flojedad de las manos se lleva la casa.
Todas las cosas necesitan un mantenimiento. Empezando por la silla que
hay que arreglar, siguiendo por el detalle del proceso productivo y terminando
con las relaciones entre personas. Todo hay que trabajarlo y merece la pena el
esfuerzo por sacarlo adelante y mejorarlo cada día.
Rotura de relaciones
personales.
Proverbios 18: 9. Porque también cuando
estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: si alguno no quiere trabajar,
tampoco coma.
Este párrafo se ha comentado más arriba respecto de las necesidades
físicas, pero aquí añadimos un matiz diferente. Las relaciones con las personas
se estropean. Compartir la mesa o las celebraciones alrededor de una comida son
comunes a casi todas las culturas. Y a nadie le gusta tener a un gorrón
perezoso a su lado.
Apéndice.
Salomón escribió parte del libro de Proverbios añadiendo sus observaciones acerca de la vida. Su redacción se caracteriza por el estilo que conocemos como poesía hebrea, en la cual la rima no se da por asociación de sonidos, sino por asociación de conceptos en una frase corta formada por dos sentencias. Algunas veces los conceptos son antitéticos, otras la segunda sentencia amplía el significado de la primera, o lo refuerza.
Muy interesante, estoy esperando la siguiente de esta serie
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