lunes, 16 de febrero de 2015

La locura de la codicia. El punto de vista bíblico acerca del trabajo (5/9).

Ésta es la quinta entrada de la serie El punto de vista bíblico acerca del trabajo.

Algunas personas no quieren trabajar si ese empleo no les viene bien. La Biblia nunca aprueba esta actitud. Es puro egoísmo; en palabras más suaves, es interés propio puro y duro. Esto acaba en pérdida y desgracia, pero no en beneficio.
A veces nos va a tocar trabajar para simplemente cubrir nuestras necesidades, otras para ayudar a otros, otras por el bien de cierta causa. Pero cuando el móvil es el dinero, las cosas van mal.

Conduce a la necesidad.
Proverbios 28: 22. Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza.
A veces oímos de personas que han tenido mucho dinero y han acabado mal. Quizá lo hayan perdido todo, o lleven una vida miserable, o haya sido desahuciado de relaciones significativas con otras personas. La Biblia achaca esto a la avaricia.
Otra cosa es la generosidad prudente de la que hacen gala algunas personas sabias.

Nunca es suficiente.
Eclesiastés 5: 10. El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.
La naturaleza humana es tal que nunca se sacia de ver o de tener. Siempre quiere más dinero. Incluso ese dinero no va a valer de nada; los dividendos que pudieran obtenerse no cubren las expectativas y el producto generado se desestima como insuficiente.
El sabio escritor de Eclesiastés considera el paso por esta vida amando el dinero como vanidad o vacío.

Esta riqueza se evapora.
Proverbios 23: 4, 5. No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?. Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo.
El primer punto enfatizaba la pobreza que sobreviene al avaro. Ahora el énfasis está en la volatilidad de las posesiones. Es muy común encontrarse con personas que lo han tenido todo y que de la noche a la mañana han sufrido un revés, quedando en la indigencia. Y al contrario también.

Un ejemplo muy actual lo encontramos en los actuales mercados de bolsa, donde una empresa es valorada en millones, y al día siguiente su valor ha descendido al fondo del pozo.


La Biblia. El Antiguo Testamento.
La palabra Biblia-βιβλία (plural de libro-βιβλιόν) es un conjunto de escritos que tenemos organizado en dos partes: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento recoge los que llegan hasta antes del nacimiento de Jesús, llamado el Cristo; el Nuevo Testamento se extiende desde Jesús en adelante.
Es de notar que el ordenamiento que tenemos es diferente al que llamaríamos la Biblia hebrea. El contenido es el mismo, pero el orden varía de acuerdo al énfasis que unos u otros hacen. Un ejemplo, los judíos alejandrinos tradujeron el Antiguo Testamento a la lengua griega (hay que saber que el griego y el helenismo eran a aquella época lo que el inglés y la cultura occidental es a nuestro tiempo). Esa traducción fue llamada de los LXX o Septuaginta. En el cuadro adjunto se puede apreciar el diferente ordenamiento.



LXX

Biblia hebrea

Pentateuco. Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio.
Libros históricos. Josué, Jueces, Rut, I y II Samuel, I y II Reyes, I y II Crónicas, Esdras, Nehemías, Esther.
Libros poéticos. Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantares.
Libros proféticos.
·        Profetas mayores. Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel, Daniel.
·        Profetas menores. Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquias.
Torah. Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio.
Nebiim o profetas.
·        Profetas anteriores. Josué, Jueces, Samuel, Reyes.
·        Profetas posteriores. Isaías, Jeremías, Exequiel, los Doce (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquias).
Ketubim o escritos.
·        Poéticos. Salmos, Proverbios, Job, Cantares.
·        Rollos. Rut, Lamentaciones, Ester, Eclesiastés.
·        Históricos. Daniel, Esdras, Nehemías, Crónicas.


Los versículos escritos arriba los encontramos en los libros de Proverbios y de Eclesiastés. En nuestras modernas traducciones son considerados como libros poéticos, mientras que en la Biblia hebrea forman parte de la gran división de los ketubim y son poéticos.



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