domingo, 12 de abril de 2015

Hombres y mujeres trabajando. Trabajo conjunto (1/6)



La incorporación de la mujer al mercado laboral ha supuesto una revolución en la sociedad. El impacto ejercido afecta especialmente a las relaciones con sus compañeros masculinos, los cuales tienen diferentes reacciones que iremos analizando en las próximas entradas.
La única mujer mecánica en Córdoba
La entrada de la mujer en empleos antes reservados exclusivamente para hombres, a pesar de una adecuada capacitación, es un paso más en la cooperación entre géneros. La consolidación de este concepto tan moderno y progresista se está realizando ahora en los países occidentales, avanzando en pequeños pasos y con campañas de concienciación de diferente éxito.

Aun así, no se trata de algo nuevo. El plan original de Dios para la humanidad era el de una colaboración entre sexos para la gestión del planeta, sus recursos y sus pobladores. El encargo de Dios iba dirigido a ambos, al hombre y a la mujer.

Génesis 1: 27, 28. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

Por desgracia, la corrupción humana y la envidia han sometido al género femenino al ostracismo laboral o a condiciones de esclavitud; y lo ha relegado de su misión de colaborar reconocidamente en la gestión del mundo. La vanagloria de los formadores de opinión de nuestros tiempos se reduce a vanidad ignorante al no tener en cuenta el antiguo compromiso que la humanidad adquirió de Dios. Es necesario que la mujer sea admitida y comparta la responsabilidad de trabajar por este mundo.

Aún así las cosas, la aportación de la mujer a la sociedad y a la economía es tan grande que no puede ser evaluado.
  • En las sociedades matriarcales es la mujer la que aporta los mayores ingresos. Dígase de las emigrantes que dejan sus familias en sus países de origen, dígase de las mujeres que recorren kilómetros para satisfacer las necesidades de sus familias.
  • En otras culturas, el varón trabaja y la mujer cuida del hogar. El valor de este sacrificio es inestimable, dando la oportunidad al hombre de aportar los ingresos y educando a unos hijos que han de ser alguien en un futuro.
  • Las mujeres trabajadoras desarrollan una actividad profesional que en muchas ocasiones supera en calidad y eficiencia a la de sus compañeros.
El encargo bíblico y el ideal de la sociedad es el de un trabajo conjunto, aportando cada sexo las cualidades propias del género.


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