domingo, 8 de marzo de 2015

Trabajo en la fábrica o trabajo en la iglesia. El punto de vista bíblico acerca del trabajo (8/9).

Ésta es la octava entrada de la serie El punto de vista bíblico acerca del trabajo.

Nuestra sociedad, de herencia eminentemente católica, hace una distinción muy grande entre trabajo seglar y ministerio clerical, impregnando todos los ámbitos de las actividades en este país. Incluso ha afectado a una parte importante del cuerpo evangélico estimando como más espiritual a aquellos que trabajan en el entorno de la iglesia, bien sea pastores, evangelistas u otros.
La verdad es que ningún trabajo es “secular” o “espiritual” en sí mismo. Ya hemos visto en anteriores entradas que toda labor ha de ser realizada para Dios, lo cual implica que Él da su visto bueno a todas esas tareas que nos parecen insignificantes y sin trascendencia. El desliz puede aparecer en dos vertientes:
  • Que el deseo de trabajar para que el Reino de Dios se extienda se considere exclusivamente desde los oficios o ministerios en la iglesia. Pastorado, enseñanza, evangelización, ONGs, … Todo esto es muy beneficioso, pero está limitado a ciertas personas que forman parte de la iglesia en una población o que tienen relación con sus integrantes.
  • También se puede entender que un trabajo “normal” en un taller, una clínica o una escuela no afectan al avance del evangelio. Simplemente, esto no es cierto. La influencia de un cristiano verdadero en su puesto de trabajo trasciende las tareas y llega hasta las personas con las cuales se relaciona.
Hay que considerar que el que desea un trabajo en la iglesia lo hace por convicción sana. La actitud perjudicial brota cuando se compara esa tarea clerical como más deseable que la actual situación laboral en un mal empleo o en el paro. De esta forma, el pastorado, el evangelismo, ... se convierten en un escape del mercado laboral, lo cual nunca ha de ser así.

Tenemos ejemplos en la Biblia de personas que trabajaron a la vez que ejercitaban su oficio “eclesiástico”. Podrían haber sido sostenidos por otras personas mientras desarrollaban una obra para que el evangelio se extendiera, pero no siguieron ese camino "cómodo". También hay ejemplos de personas que gozaron del cuidado económico de los creyentes en casos de necesidad. En ambos casos, estas personas tenían como objetivo la proclamación de las buenas nuevas de salvación.

Algunos hombres de Dios compaginaron un trabajo para sustento con el trabajo “eclesiástico”.
Hechos 18: 3, 4Y como era del mismo oficio (Pablo), se quedó con ellos (Priscila y Aquila), y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos.
¡Quién hubiera dicho que uno de los más grandes hombres de Dios tenía dos empleos. El primero, hacer tiendas de campaña para ganarse la vida; el segundo, no remunerado, en la extensión del evangelio por las sinagogas judías.
Amós 7: 14Pero Amós le contestó (al sacerdote Amasías): -Yo no soy profeta, ni pretendo serlo. Me gano la vida cuidando ovejas y recogiendo higos silvestres (Traducción Dios Habla Hoy).
También tenemos a Amós, quien declaró que era antes ganadero que profeta. Ese sacerdote Amasías no lo tuvo en cuenta, pues se consideraba a sí mismo superior por ejercer un ministerio sacerdotal en el importante santuario en Bet-el. Sin embargo, tenemos justamente la sanción de la Biblia de la labor profética de Amós y no la de Amasías.

Pablo fue ejemplo de conducta cristiana para los tesalonicenses.
II Tesalonicenses 3: 7-9. Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis.
La mejor enseñanza que se puede impartir es la del ejemplo. Normalmente el trabajo en la iglesia es más ingrato, puesto que los ojos están puestos en la conducta, en la forma de pensar, en las actitudes; mientras que en una fábrica o una plantación lo primordial es el resultado.
Algunos tesalonicenses habían dejado de trabajar para esperar la segunda venida de Jesús que Él mismo había prometido. Es fácil imaginar que esa "espera" debería haber estado marcada por la oración, el estudio de las Sagradas Escrituras, fidelidad, piedad, ... Pero no, eran ociosos y entrometidos, excusándose en una vana tarea religioso para que otros suplieran sus necesidades. A esto, Pablo les mete por los ojos su propio ejemplo.

El párrafo en cursiva nos da la pauta de cómo debe comportarse un cristiano en su trabajo. 


Conclusión de la entrada.
Para los que se dicen cristianos, no es más espiritual un trabajo en la iglesia. Es otro ámbito de servicio a Dios. No debemos confundirnos con que el evangelio no se extiende si mi empleo es en una tienda de chuches o reparando la fontanería de un colegio; ambos son canales de la gracia de Dios.
Si aún hay alguno que piensa que el verdadero servicio a Dios se da en la iglesia, considere que el llamado que Dios hace es a ser fiel donde nos haya colocado. Ese es el mayor testimonio para el evangelio que nadie puede hacer; como padre y esposo, como trabajador, como consumidor, como hijo, como vecino.



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