domingo, 5 de julio de 2020

La medida de un hombre.

La medida de un hombre.

Parece que últimamente sólo publico acerca de libros que he leído. Hoy vengo con “La medida de un hombre”, del autor Gene E. Getz.

Antes de meterme directamente a comentar el libro, quiero hacer una reflexión acerca de nuestra individualidad y de lo difícil que es abrirse a otras personas. Porque tenemos miedo, que cuando descubrimos una parte de nuestro interior, nos hacemos vulnerables y entregamos un poquito o un gran mucho de nuestra autonomía a otra persona, que podría llegar a utilizar para mal eso que ha conocido de mí por mi propia boca.

Hay una disciplina espiritual que es la llamada rendición de cuentas. Es una práctica que, bien hecha y conducida, proporciona beneficios excelentes a quienes la practican. Das cuenta de tu vida a otra persona con la que tienes confianza y que sabes que no te va a traicionar. Es una persona sabia, prudente, confiable,… aunque no sea perfecta. En esa relación que se establece entre ese mentor y el que rinde cuentas ambos crecen, ambos maduran, ambos se apoyan, ambos son amigos que buscan el bien del otro.

Ahora bien, puede suponer una amenaza si tienes algo que ocultar, si practicas algo que sabes que no está bien, o si eres incongruente entre lo que piensas y lo que haces (hipócrita). Esta disciplina es una herramienta muy eficaz para que las personas “buenas” sigan siendo buenas, y aún más buenas cada día. Pero hay muchos líderes de todo tipo, políticos, religiosos, sociales, comunitarios, vecinales, influencers,… que no soportan ser evaluados y ser escrutados ni siquiera conforme a sus propias creencias y valores.

Muchos no soportamos ser confrontados con nuestros propios valores y  creencias.

Pues este libro va de esto. De llegar a ser un varón congruente, íntegro, pleno, que sus valores, sus pensamientos, su visión, su vida, sus hechos, sus objetivos y sus palabras son uno; no hay discordancia sino armonía.

Gene E. Getz.


Getz es el pastor principal de la fellowship Bible Church North en Plano (Texas) y director del Center for Church Renewal. Ha escrito más de sesenta libros, entre el éxito de ventas La medida de un joven. Es el presentador de un programa de radio diario sobre la renovación espiritual, y vive con su esposa Elaine en Dallas (Texas).

Más información en reseñas de la editorial Clie y de Biola University.

La medida de un hombre.

Este libro fue publicado por primera vez en inglés el año 1974 en Michigan. La copia que acabo de leer en castellano es de 2015, con varias revisiones a sus espaldas, por Editorial Portavoz. Son veinte capítulos, con varias secciones cada uno de ellos, por lo que se lee muy bien sin agobios de dejar la lectura a mitad de un capítulo y luego no recordar exactamente lo anterior.

Mi suegro, que ya ha partido de esta vida, ya lo tenía hace muchos años. Y hace poco mi esposa me animó a leerlo. Ahora, con estas palabras en el blog, termino el ciclo de su lectura haciendo un comentario sobre él y un balance.

La intención de Getz fue la de buscar cuáles son las cualidades que hacen que un hombre sea verdaderamente maduro. Muchos nos creemos maduros, con valores e ideales que nos hemos forjado. Pero Getz buscaba algo sólido, algo que no dependiera de nuestra propia experiencia subjetiva, de la elección de unos pensamientos o patrones que nos han sido puestos delante y los cuales hemos recibido o rechazado según conveniencias o afinidades. Incluso, aunque no lo diga en el libro, debería ponerse en entredicho lo que otros piensan de nosotros, aunque sea una señal para nosotros si hay tensión con lo que pensamos de nosotros mismos. Encontró que la Biblia ofrecía unas listas con las características que conforman y adornan a un hombre maduro. Las encontramos en I Timoteo 3 y en Tito 1.

En un principio, estas cualidades parece que son listadas para aquellos que han de supervisar los grupos que llamamos iglesias. Sin embargo, deben estar presentes en todos los hombres y, de entre los que las poseen en una manera notable, tomar para ese servicio excelente.

Los capítulos de este libro son:

Capítulo 1.     Es un hombre de Dios.

Capítulo 2.     Tiene buena reputación.

Irreprensible.

Capítulo 3.     Mantiene pureza moral.

Marido de una sola mujer.

Capítulo 4.     Vive una vida equilibrada.

Moderado.

Capítulo 5.     Demuestra sabiduría.

Prudente.

Capítulo 6.     Hace atractiva la verdad de Dios.

Respetable.

Capítulo 7.     Comparte los recursos.

Hospitalario.

Capítulo 8.     Se comunica de forma sensible.

Apto para enseñar.

Capítulo 9.     Es moderado en tosas las cosas.

No dado al vino.

Capítulo 10.  Supera el egocentrismo.

No soberbio.

Capítulo 11.  Maneja el enojo debidamente.

No iracundo.

Capítulo 12.  Evita el comportamiento destructivo.

No pendenciero.

Capítulo 13.  Trata a los demás con justicia.

Amable.

Capítulo 14.  Es un pacificador.

Apacible.

Capítulo 15.  Es generoso.

No avaro.

Capítulo 16.  Es padre a la manera de Dios.

Que gobierne bien su casa.

Capítulo 17.  Ama a Dios de todo corazón.

Amante de lo bueno.

Capítulo 18.  Es justo y recto.

Justo.

Capítulo 19.  Vive una vida santa.

Santo.

Capítulo 20.  Es un hombre disciplinado.

Dueño de sí mismo.

Probablemente, al leer el epígrafe de algunos capítulos hayas sentido la tentación de pensar que tienen un tinte religioso. Por favor, no lo recibas en términos de tradiciones y pensamientos de enseñanzas religiosas. Lo que Getz escribe está muy anclado en la rutina diaria, devolviendo a la Biblia esa cotidianidad y cercanía que la religión le ha quitado.

La estructura de los capítulos suele ser la misma: 1) una historia personal que ilustra el título del capítulo, 2) la presentación de una persona que ha luchado hasta que ha logrado afianzar esa cualidad en su vida, 3) una explicación de lo que la Biblia dice acerca de ello, 4) un plan de acción con preguntas personales y sugerencias, 5) una preguntas para hablar y discutir con otros hombres (aquí es donde entra lo del principio de la disciplina de la rendición de cuentas) y 6) una meta.

Al final de los capítulos, hay una tabla para hacer una auto-evaluación de cómo piensas que estás en cada cualidad. Y anima a que otro hombre de confianza haga esa evaluación de ti para luego comparar y veas más exactamente dónde te encuentras.

Mi crítica.

Me ha encantado cómo el autor ha traducido al lenguaje del siglo XXI lo que aquellos primeros cristianos del siglo I entendían que se les escribió acerca del hombre maduro. Ha echado fuera las expresiones religiosas y las ha contextualizado en nuestro aquí y ahora. Por ello, se me ha hecho tan ameno.

En cuanto a las cualidades que ese hombre debe tener, la explicación del autor tiene una breve base teórica e instructiva en el apartado que asigna a la Biblia (lo cual le confiere una autoridad que viene de Dios) y una estructura experimental (de historias y de vida que todos experimentamos) construida sobre esa base trascendente confiriéndole atractivo para nosotros.

He visto que el autor, al dedicar esos espacios a cada apartado, pretende más bien que nos juntemos unos cuantos hombres para crecer juntos. La base teórica bíblica está puesta, el edificio es construido sobre las historias que nos cuenta y la introspección con las preguntas y sugerencias estableciendo una meta. Pero es justamente esa carencia de darnos un método y resolvernos los problemas la que empuja al lector la compañía de otros hombres para exprimir lo que se ha expuesto. La frase de abajo deja bien claro el porqué:


No soy cómo yo me veo.

No soy como pienso que los demás me ven.

No soy lo que los demás ven de mí.

Soy como Dios me ve.


Recomiendo su lectura, sabiendo que todos aplaudiremos lo que dice y lo que propone. Pero sabiendo también que muy pocos estarán dispuestos al esfuerzo que supone madurar plenamente en compañía de otros.


lunes, 3 de febrero de 2020

El hombre light


He leído otro libro que me ha dejado pensando: “El hombre light”, de Enrique Rojas.
Enrique Rojas es un médico español, catedrático en excedencia de Psiquiatría en la Universidad de Extremadura. Está especializado en depresiones y ansiedad, y es divulgador de temas relacionados con el bienestar emocional y cognitivo del hombre, con cierto fondo espiritual proveniente de su afiliación religiosa. Hay más información de él en un artículo de Wikipedia dedicado a él.
Este libro, el hombre light, fue publicado por primera vez en 1992 por Ediciones Temas de Hoy, S.A. y puede ser encontrado en diferentes editoriales. En sus 106 páginas analiza al ciudadano de finales del siglo XX en la sociedad occidental (yo he leído la revisión hecha en 2000). Con su experiencia en psiquiatría y una cultura elaborada por la lectura de los clásicos de la filosofía y del pensamiento, tanto clásicos como modernos, retrata a este hombre como una amalgama de hedonismo, permisividad y relativismo, los tres cementados en una unidad por un materialismo rampante.
El hombre light se engaña conscientemente a sí mismo sustituyendo la búsqueda de la felicidad por un simple "pasarlo bien, pasar el rato". La felicidad que propugna Enrique Rojas está basada en cuatro pilares: 1) encontrarse a sí mismo, 2) vivir de amor, 3) trabajar con sentido y 4) poseer cultura como apoyo.
El hombre light es fácilmente reconocible por la falta de valores que ostenta en su vida diaria. No es que no tenga valores, sino que están asentados sobre la moda del momento y son cambiantes, sobre el “me viene bien o me viene mal”, sobre el placer y lo instantáneo. Esto produce un subjetivismo en el que la verdad se adecua a sus intereses.

La felicidad no se da en el superhombre, sino en el hombre verdadero.
Los capítulos de este libro son:
  1. El hombre light.
  2. Hedonismo y permisividad.
  3. ¿Qué es el hombre?
  4. El camino del nihilismo.
  5. La sociedad divertida.
  6. Sexualidad light.
  7. El síndrome del mando a distancia (zapping).
  8. La vida light.
  9. Revistas del corazón.
  10. El cansancio de la vida.
  11. La ansiedad del hombre de hoy.
  12. Psicología del fracaso.
  13. Psicología de la droga.
  14. La vida no se improvisa.
  15. La felicidad como proyecto.
  16. Soluciones al hombre light.
Además de esto, acompaña una amplia bibliografía para quien quiera profundizar aún más en estos temas. Entre los autores referenciados encontramos a los españoles José Ferrater Mora, Julián Marías, José Ortega y Gasset, Aquilino Polaino-Lorente, Carmen Posadas y Miguel de Unamuno.
Mi crítica.
Es cierto que ya han pasado casi treinta años desde su primera publicación y que la sociedad occidental ha cambiado notablemente. Ahora hay otras preocupaciones y otros intereses, han surgido movimientos que en aquel tiempo no existían y otros han desaparecido. Incluso, la política y el entorno laboral han cambiado. Pero el análisis que hace Enrique Rojas es muy acertado (según mi experiencia propia), pudiendo trasladarlo a nuestro entorno de hoy. Al hacer esta trasposición a nuestro aquí y ahora, encontramos que los rasgos de ese hombre light de 1992 se han acentuado en nuestro 2020, en lo que considero que estamos ante un hombre extra-light.
Epicuro, y su hedonismo inteligente
Como cristiano según la Biblia, difiero parcialmente en las soluciones que propone para que este hombre light transite hacia el hombre libre y comprometido consigo mismo, con la sociedad y con la verdad, un hombre con valores absolutos y eternos. Pero nos ha retratado muy bien y esas soluciones son muy válidas para iniciar un cambio en nuestra conducta y en nuestra apreciación de la vida que tenemos aquí.

La Biblia revela que el hombre tiene a su disposición una vida abundante, una vida plena. Está al alcance de la mano. Aunque es ofrecida sin más merced a la obra de Jesucristo, para apropiarse de ella es necesario el esfuerzo de renunciar a la forma de vida y de pensar que caracteriza al hombre que no ha recibido esa vida de Dios. Es necesario el esfuerzo de dar media vuelta para pensar y vivir según los valores absolutos de Dios, una ética divina que queda implantada en el cerebro y en el corazón y que restaura la relación consigo mismo, con los demás y con Dios. Hace falta un cambio de mente.
Recomiendo su lectura, sabiendo que todos aplaudiremos lo que dice y lo que propone. Pero lamentando también que muy pocos estarán dispuestos a la penosa tarea que supone dejar de ser light para llegar a ser un ser humano pleno, en el sentido más trascedental que presenta la Biblia.

lunes, 20 de enero de 2020

Lunes con mi viejo pastor


El primer libro que he terminado de leer este 2020 trataba el asunto del burnout. Me lo regaló mi esposa como regalo de Navidad y me ha sido muy beneficioso; es fácil identificarse con el protagonista.

Lunes con mi viejo pastor.             Autor. José Luis Navajo.
Editorial Nelson. 2017.
Lunes con mi viejo pastor Muchas veces enfrentamos crisis, que son oportunidades envueltas en peligro. El relato del libro indaga en como una crisis vocacional es tratada desde la perspectiva de otra persona que ya ha andado ese mismo camino.
El protagonista es un pastor de una iglesia evangélica. Se siente cansado, está convencido de que lo que él pensaba que era su vocación ha consumido años de trabajo dedicado y esforzado. Ha amado y cuidado a la congregación donde está sirviendo a Dios, pero se siente desgastado. Ahora se encuentra desalentado y dispuesto a abandonar. 
Está quemado. Burnout.
Los consejos que le ofrece su mentor, un pastor retirado de ochenta y tres años, que también anduvo en ese camino, le hacen retomar bríos y articular una estrategia que le permite reconocer su vocación y seguir trabajando en aquello que lo apasiona: el pastorado de esa pequeña iglesia.

Las crisis.

Las crisis vienen originadas cuando no se dispone de los recursos necesarios ante un cambio. Hay una fuerza que está provocando un cambio inevitable, pero hay otra fuerza interior que se opone a ese cambio tensión y crisis. En este caso, es necesario un cambio debido a la intensa actividad que no estaba respaldada por una vida de oración y de dependencia de Dios. La fuerza que promociona el cambio es el desgaste físico, emocional y espiritual, y la fuerza resistente es el compromiso vocacional.
Una crisis
es una oportunidad
envuelta en un peligro.
Ante la crisis, hay dos caminos: el de la oportunidad para crecer o el de la amenaza para ser destruido. Nuestro pastor había elegido tirar la toalla; afortunadamente no tomó decisiones en medio de la crisis, sino que se paró y decidió buscar ayuda. Cada lunes, este pastor se encuentra con su viejo pastor. Sin hacerlo explícito, el viejo pastor ha iniciado un proceso terapéutico que ha permitido un reenfoque en ese desdoblamiento del camino.
José Luis Navajo
José Luis Navajo nació en Madrid. Es pastor evangélico desde los 17 años y durante 34 años ha ejercido ese ministerio, los últimos veinte a tiempo completo.
En la actualidad forma parte del cuerpo pastoral en la Iglesia Buen Pastor, en Madrid, a la vez que desarrolla un ministerio intereclesial impartiendo conferencias y forma equipos pastorales en el ámbito nacional e internacional.
También es profesor en el Seminario Bíblico de Fe y escritor, con dieciséis títulos publicados en varias editoriales.

La práctica en la iglesia evangélica.

La iglesia evangélica es una rama del protestantismo que se caracteriza por su atomización congregacional. Cuando veas una iglesia evangélica, has de saber que es autónoma, sin una jerarquía superior sobre ella, en oposición a la iglesia católica cuyo gobierno está centralizado en el papado y el obispado. Es cierto que algunas iglesias evangélicas locales afines se agrupan en lo que llaman “denominaciones”, pero manteniendo su autonomía. Para la interlocución con el Estado español, las iglesias evangélicas españolas crearon un organismo llamado ferede (Federación de Entidades Religiosas Evangélicas).
El gobierno de las iglesias evangélicas es también diferente en cada una. Normalmente hay un pastor, un consejo de ancianos y un cuerpo de diáconos.
  • El pastor tiene como misión el bienestar espiritual de cada miembro de la iglesia.
  • El consejo de ancianos asume la responsabilidad en la gobernabilidad de la congregación en su conjunto, con la enseñanza, la disciplina, la previsión o la vigilancia.
  • Los diáconos están encargados del área de servicios, administración y logística, facilitando un buen funcionamiento de esa iglesia local.
Algunas iglesias evangélicas son pequeñas, y la persona que tiene la cualidad de pastor ejerce también funciones de anciano e incluso hasta de diácono. Otras iglesias más grandes tienen una estructura gubernamental, administrativa y logística.