lunes, 23 de febrero de 2015

La actitud hacia los que no quieren trabajar. El punto de vista bíblico acerca del trabajo (6/9).

Ésta es la sexta entrada de la serie El punto de vista bíblico acerca del trabajo.
Después de todas las anteriores entradas en las que hemos visto aspectos negativos de lo que implica no trabajar o rechazar la responsabilidad, ahora veremos la actitud que la Biblia nos recomienda para tratar con estas personas. Hablamos siempre de personas que no quieren trabajar; hay otros que están enfermos, o impedidos de alguna forma, o simplemente están desempleados y no encuentran un trabajo.


Es necesario tener en cuenta  que en esta entrada los versículos mostrados están escritos en un contexto de un grupo de cristianos que viven por fe la nueva vida en Cristo. Las aplicaciones a un entorno laboral moderno deben realizarse con mucho cuidado, pues en un mismo taller u oficina o tienda nos encontramos con compañeros cristianos, ateos, musulmanes o agnósticos. Aún siendo esto así, muchos principios enunciados más abajo son de sentido común y merecen ser considerados aún por personas ajenas a la fe cristiana de la Biblia.

Deben ser amonestados.
I Tesalonicenses 5: 14. También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.
Es de sentido común que hay que llamar la atención a estos que andan desordenadamente, rehusando el trabajo y viviendo por cuenta de lo ajeno. Resulta violento acercarse a alguien y reconvenirlo por falta de responsabilidad, sabiendo como sabemos lo necesario que es el ganarse el sustento.
El apóstol Pablo exhorta a que se hagamos una amonestación a los ociosos. Este toque de atención no nace de un enfado o de orgullo, sino de afecto y consideración por esa persona. Durante tres capítulos ha estado exponiendo la forma de amar a los demás; ahora se traduce en un deseo y una acción para que la persona afectada se tome en serio su responsabilidad laboral.

Proponerles un nuevo rumbo en su vida.
I Timoteo 5: 13, 14. Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran. Quiero, pues, que las viudas jóvenes se case, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia.
Por supuesto, estamos hablando de otra situación, otra época, otro lugar y otra cultura. De todas formas, el principio que queda establecido es el de usar el tiempo para lo bueno y no para lo malo. Es de conocimiento general que la ociosidad es un mal que afecta a la persona, trascendiendo más allá de ella misma hasta alcanzar la sociedad y los gobiernos. Por ello, es necesario combatirla.
Los que no trabajan por deseo propio o por pereza se ven expuestos a este peligro. Es necesario que cambien su estilo de vida. Ahí ya entran en juego las circunstancias personales, la influencia de un entorno amigable o adverso, las relaciones, las capacidades, … Y, por encima de todo, el deseo de ser útil y hacer cosas buenas, que no ser un estorbo o un mal amigo.

Advertirlos.
II Tesalonicenses 3: 14, 15. Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis como enemigo, sino amonestadle como a hermano.
Señalar al perezoso. No se trata de colgar un sambenito, sino de hacerle saber que actúa de una forma que no es agradable a los demás, cuando menos. El propósito es que vuelva en sí para que trabaje y provea para las necesidades de sí mismo y de su familia, sin ser una carga a los demás. Es necesario afecto por esa persona para que ese “señalamiento” no se torne en algo negativo o  contraproducente.

Mantenerse apartados de ellos.
II Tesalonicenses 3: 6, 7. Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros. Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros.
El apóstol Pablo se pone serio, lo mismo que nosotros cuando vemos que no hay cambio alguno después de un toque de atención, y de otro toque, … y otro más; hasta que la paciencia revienta. No es exactamente el caso de Pablo; él previene antes de que ese estallido de ira ocurra, o de que las relaciones se deterioren hasta un punto de no retorno.
Las claves de este párrafo son:
·        Esta persona tiene una vida desordenada. La influencia en el terreno laboral es incuestionable.
·        Esta persona ya ha sido advertida y conoce cuál debe ser su actitud y su comportamiento. Pablo está hablando de una instrucción impartida por un maestro.
·        La orden es clara, evitar o huir de estas personas que profesan ser buenos trabajadores cuando la realidad es otra. Podrán ser muy queridas, pero no por ello su responsabilidad debe ser rebajada. En el terreno laboral, este apartamiento debe estar marcado por una relación estrictamente profesional bajo la supervisión de un superior ya informado, suficientemente instruido e imparcial, sin copiar las actitudes o iniciando trabajos conjuntos voluntariamente.
·        Se pone a Dios como testigo. El vocativo de en el nombre de nuestro Señor Jesucristo interviene como garante de una exhortación cuya autoridad no está en un hombre, aunque sea Pablo, sino que tiene la sanción de Dios.
·        Pablo se pone a sí mismo como ejemplo de cómo ha de ser una persona trabajadora. Si a estas personas les falta un modelo, aquí lo tienen.



Conociendo la Biblia. Lo que escribió el apóstol Pablo.
Todos los párrafos de la Biblia más arriba fueron escritos por Pablo. El apóstol Pablo redactó varias cartas, cada una con una temática diferente. Hubo algunas que incluso escribió desde la cárcel.

Cartas a iglesias.
A los romanos (Roma).
Es un verdadero tratado de doctrina cristiana.
Tenemos dos cartas, conocidas como I y II de corintios. Se supone que en realidad escribió cuatro, siendo I y II la 2ª y la 4ª en orden. Trata de problemas internos dentro de la iglesia en Corinto. En la II, Pablo también defiende su trabajo como apóstol ante ciertas acusaciones.
A los gálatas (Galacia).
El contraste entre una vivencia plena del evangelio de la gracia y una vida sujeta a convencionalismos religiosos. Estaban escurriéndose hacia un evangelio que no es el de Cristo.
A los efesios (Éfeso).
La esperanza de un pueblo unido (judíos y no judíos) en Cristo, formando una iglesia.
A los filipenses (Filipos).
Una iglesia con un mismo sentir, unánime en Cristo.
A los colosenses (Colosas).
Contra el gnosticismo.
Su redacción tiene a la vista la segunda venida de Jesucristo y los religiosos con falsas doctrinas.
Cartas pastorales.
Cómo comportarse en la iglesia y otros consejos. La última da algunos datos de los últimos días de Pablo.
Recomendaciones a un colaborador en el anuncio del evangelio.
Pablo envía una carta a Filemón a favor de Onésimo, un esclavo huido.




lunes, 16 de febrero de 2015

La locura de la codicia. El punto de vista bíblico acerca del trabajo (5/9).

Ésta es la quinta entrada de la serie El punto de vista bíblico acerca del trabajo.

Algunas personas no quieren trabajar si ese empleo no les viene bien. La Biblia nunca aprueba esta actitud. Es puro egoísmo; en palabras más suaves, es interés propio puro y duro. Esto acaba en pérdida y desgracia, pero no en beneficio.
A veces nos va a tocar trabajar para simplemente cubrir nuestras necesidades, otras para ayudar a otros, otras por el bien de cierta causa. Pero cuando el móvil es el dinero, las cosas van mal.

Conduce a la necesidad.
Proverbios 28: 22. Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza.
A veces oímos de personas que han tenido mucho dinero y han acabado mal. Quizá lo hayan perdido todo, o lleven una vida miserable, o haya sido desahuciado de relaciones significativas con otras personas. La Biblia achaca esto a la avaricia.
Otra cosa es la generosidad prudente de la que hacen gala algunas personas sabias.

Nunca es suficiente.
Eclesiastés 5: 10. El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.
La naturaleza humana es tal que nunca se sacia de ver o de tener. Siempre quiere más dinero. Incluso ese dinero no va a valer de nada; los dividendos que pudieran obtenerse no cubren las expectativas y el producto generado se desestima como insuficiente.
El sabio escritor de Eclesiastés considera el paso por esta vida amando el dinero como vanidad o vacío.

Esta riqueza se evapora.
Proverbios 23: 4, 5. No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?. Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo.
El primer punto enfatizaba la pobreza que sobreviene al avaro. Ahora el énfasis está en la volatilidad de las posesiones. Es muy común encontrarse con personas que lo han tenido todo y que de la noche a la mañana han sufrido un revés, quedando en la indigencia. Y al contrario también.

Un ejemplo muy actual lo encontramos en los actuales mercados de bolsa, donde una empresa es valorada en millones, y al día siguiente su valor ha descendido al fondo del pozo.


La Biblia. El Antiguo Testamento.
La palabra Biblia-βιβλία (plural de libro-βιβλιόν) es un conjunto de escritos que tenemos organizado en dos partes: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento recoge los que llegan hasta antes del nacimiento de Jesús, llamado el Cristo; el Nuevo Testamento se extiende desde Jesús en adelante.
Es de notar que el ordenamiento que tenemos es diferente al que llamaríamos la Biblia hebrea. El contenido es el mismo, pero el orden varía de acuerdo al énfasis que unos u otros hacen. Un ejemplo, los judíos alejandrinos tradujeron el Antiguo Testamento a la lengua griega (hay que saber que el griego y el helenismo eran a aquella época lo que el inglés y la cultura occidental es a nuestro tiempo). Esa traducción fue llamada de los LXX o Septuaginta. En el cuadro adjunto se puede apreciar el diferente ordenamiento.



LXX

Biblia hebrea

Pentateuco. Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio.
Libros históricos. Josué, Jueces, Rut, I y II Samuel, I y II Reyes, I y II Crónicas, Esdras, Nehemías, Esther.
Libros poéticos. Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantares.
Libros proféticos.
·        Profetas mayores. Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel, Daniel.
·        Profetas menores. Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquias.
Torah. Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio.
Nebiim o profetas.
·        Profetas anteriores. Josué, Jueces, Samuel, Reyes.
·        Profetas posteriores. Isaías, Jeremías, Exequiel, los Doce (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquias).
Ketubim o escritos.
·        Poéticos. Salmos, Proverbios, Job, Cantares.
·        Rollos. Rut, Lamentaciones, Ester, Eclesiastés.
·        Históricos. Daniel, Esdras, Nehemías, Crónicas.


Los versículos escritos arriba los encontramos en los libros de Proverbios y de Eclesiastés. En nuestras modernas traducciones son considerados como libros poéticos, mientras que en la Biblia hebrea forman parte de la gran división de los ketubim y son poéticos.



miércoles, 11 de febrero de 2015

El perjuicio de no querer trabajar. El punto de vista bíblico acerca del trabajo (4/9)

Ésta es la cuarta entrada de la serie El punto de vista bíblico acerca del trabajo.

En una anterior entrada vimos lo que les espera a los que rechazan trabajar. Ahora veremos las consecuencias. Debemos pensar que estos perjuicios son totalmente lógicos y consecuentes con una actitud negativa hacia el trabajo.
La Biblia pone en contexto cada uno de estas malas consecuencias, esto es, la personalidad del actor, su manifestación respecto al trabajo, y el resultado derivado. Por ejemplo, el perezoso (personalidad) no se esfuerza en conseguir un objetivo (la manifestación de la personalidad) y finalmente sufrirá estrecheces (el resultado).

Hambre.
Proverbios 19: 15. La pereza hace caer en profundo sueño, y el alma negligente padecerá hambre.
II Tesalonicenses 3: 10. Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.
La inactividad laboral puede llegar a provocar que las necesidades fundamentales no sean satisfechas. Da igual que la causa sea la pereza o que sea que te han calado que no quieres trabajar sino vivir del esfuerzo ajeno.

Trabajo forzado.
Proverbios 12: 24. La mano de los diligentes señoreará; mas la negligencia será tributaria.
La inconsistencia de una actitud, o la inconstancia nunca se ver premiadas con buenos trabajos o ingresos. El rey Salomón incluyó en la Biblia este proverbio sacado de la experiencia de la vida, y muy acorde con la enseñanza general de la Biblia.

Ruina.
Eclesiastés 10: 18. Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se lleva la casa.
Todas las cosas necesitan un mantenimiento. Empezando por la silla que hay que arreglar, siguiendo por el detalle del proceso productivo y terminando con las relaciones entre personas. Todo hay que trabajarlo y merece la pena el esfuerzo por sacarlo adelante y mejorarlo cada día.

Rotura de relaciones personales.
Proverbios 18: 9. Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.
Este párrafo se ha comentado más arriba respecto de las necesidades físicas, pero aquí añadimos un matiz diferente. Las relaciones con las personas se estropean. Compartir la mesa o las celebraciones alrededor de una comida son comunes a casi todas las culturas. Y a nadie le gusta tener a un gorrón perezoso a su lado.



Apéndice.

Salomón escribió parte del libro de Proverbios añadiendo sus observaciones acerca de la vida. Su redacción se caracteriza por el estilo que conocemos como poesía hebrea, en la cual la rima no se da por asociación de sonidos, sino por asociación de conceptos en una frase corta formada por dos sentencias. Algunas veces los conceptos son antitéticos, otras la segunda sentencia amplía el significado de la primera, o lo refuerza.