miércoles, 5 de febrero de 2014

La influencia territorial (1/3).


La actividad económica se ve muy influenciada por la configuración del territorio donde se realiza, así como el emplazamiento de los lugares de producción, el tránsito y los lugares de destino.
Algunos ejemplos:
  • En comparación con España, la posición de Alemania en el centro de Europa la capacita para acceder a más mercados o países con un menor coste en transportes.
  • En Sudamérica, sería muy difícil que un país destacase social, económica y políticamente debido a la influencia regional del resto de países.
  • Los países sin salida al mar tienen desventaja frente a los que sí tienen.
  • El estrechamiento de tierra en Panamá y Suez han permitido la construcción de canales que posibilitan un ahorro en tiempo en los envíos de mercancías.
  • Las infraestructuras en países subdesarrollados impiden un desarrollo de la industria.
  • La riqueza minera, pesquera, agrícola o forestal regional influye muchísimo.


Estos temas serán analizados en próximas entradas.



En la Biblia.


El territorio de Israel se hallaba enclavado entre dos fronteras naturales: el mar Mediterráneo y el desierto arábigo. Esto dejaba una estrecha franja para la comunicación entre el norte y el sur. Por esto, se convirtió en un pasillo muy codiciado por las antiguas potencias:
  • El cobro de tasas e impuestos por el paso de mercancías y personas.
  • El paso de ejércitos invasores se veía detenido.


(Está hablando del asentamiento del pueblo de Israel después de pasar cuarenta años por el desierto a la salida de Egipto).

La nueva situación también suponía mayores vínculos con otros pueblos. La región en la que habitaban fue codiciada por los imperios que surgieron en la antigüedad por ser la vía natural de comunicación entre Oriente y Egipto. Estaban en un lugar estratégico que Dios había escogido a fin de llevar luz a los otros pueblos. Tristemente esta condición sólo se aprovechó en pocas ocasiones.
La extensión del territorio que ocupó Israel era pequeña, llegando a su máxima extensión con el reinado de Salomón. La zona habitualmente ocupada tenía aproximadamente unos 300 kilómetros a lo largo y entre 80 y 160 a lo ancho.


(Trasfondo literario e histórico del Antiguo Testamento, 8.1. Canaan).


El Israel antiguo se vio sometido siempre a la presión sureña de Egipto o a los imperios del norte, sean los asirios y los babilonios (habitantes de la media luna fértil o el fértil creciente), o los persas en su expansión hacia occidente. Cuando uno de estos imperios deseaba extenderse al otro lado no tenía más remedio que atravesar el país de Israel. Israel pasó una gran parte de su historia sometido como estado vasallo a potencias extranjeras, o incluso asimilado al imperio.


Los pueblos vecinos también ansiaban ese trozo de tierra. Entre estos pueblos se hallaban los filisteos, Moab, Amón, Edom y Siria. Las fronteras cambiaban continuamente.




Traducción. Ezequías (rey de Israel) pagaba tributo a Asiria y a la vez se preparaba para la batalla (pretendía rebelarse), mientras Senaquerib adornaba Nínive, la capital del imperio. Los asirios avanzaron hacia la frontera occidental en rebeldía, atacando rápidamente la costa mediterránea. Desde Laquis, Senaquerib amenazó con tomar Jerusalén, pero Isaías (es un profeta) sabía que sus amenazas morirían con él en su vuelta a Nínive.



Isaías 36.


Senaquerib amenaza a Jerusalén.

En el año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, atacó y tomó todas las ciudades fortificadas de Judá. 2 Desde Laquis el rey de Asiria envió a su comandante en jefe,[a] al frente de un gran ejército, para hablar con el rey Ezequías en Jerusalén. Cuando el comandante se detuvo en el acueducto del estanque superior, en el camino que lleva al Campo del Lavandero, 3 salió a recibirlo Eliaquín hijo de Jilquías, que era el administrador del palacio, junto con el cronista Sebna y el secretario Joa hijo de Asaf.

4 El comandante en jefe les dijo:

—Decid a Ezequías que así dice el gran rey, el rey de Asiria: “¿En qué se basa tu confianza? 5 Tú dices[b] que tienes estrategia y fuerza militar, pero éstas no son más que palabras sin fundamento. ¿En quién confías, que te rebelas contra mí?6 Mira, tú confías en Egipto, ¡ese bastón de caña astillada, que traspasa la mano y hiere al que se apoya en él! Porque eso es el faraón, el rey de Egipto, para todos los que en él confían. 7 Y si tú me dices: ‘Nosotros confiamos en el Señor, nuestro Dios’, ¿no se trata acaso, Ezequías, del Dios cuyos altares y *santuarios paganos tú mismo quitaste, diciendo a Judá y a Jerusalén: ‘Debéis adorar solamente ante este altar’?”

8 Ahora bien, Ezequías, haz este trato con mi señor, el rey de Asiria: Yo te doy dos mil caballos, si tú consigues otros tantos jinetes para montarlos. 9 ¿Cómo podrás rechazar el ataque de uno solo de los funcionarios más insignificantes de mi señor, si confías en obtener de Egipto carros de combate y jinetes? 10 ¿Acaso he venido a atacar y a destruir esta tierra sin el apoyo del Señor? ¡Si fue él mismo quien me ordenó: “Marcha contra este país y destrúyelo”!

11 Eliaquín, Sebna y Joa le dijeron al comandante en jefe:

—Por favor, habla a tus siervos en arameo, ya que lo entendemos. No nos hables en hebreo, que el pueblo que está sobre el muro nos escucha.

12 Pero el comandante en jefe respondió:

—¿Acaso mi señor me envió a deciros estas cosas sólo a ti y a tu señor, y no a los que están sentados en el muro? ¡Si tanto ellos como vosotros tendréis que comer vuestro excremento y beber vuestra orina!

13 Dicho esto, el comandante en jefe se puso de pie y a voz alta gritó en hebreo:

—¡Oíd las palabras del gran rey, el rey de Asiria! 14 Así dice el rey: “No os dejéis engañar por Ezequías. ¡Él no puede libraros! 15 No dejéis que Ezequías os persuada a confiar en el Señor, diciendo: ‘Sin duda el Señor nos librará; ¡esta ciudad no caerá en manos del rey de Asiria!’ ”

16 »No hagáis caso a Ezequías. Así dice el rey de Asiria: “Haced las paces conmigo, y rendíos. De este modo cada uno podrá comer de su vid y de su higuera, y beber agua de su propio pozo, 17 hasta que yo venga y os lleve a un país como el vuestro, país de grano y de mosto, de pan y de viñedos.”

18 »No os dejéis seducir por Ezequías cuando dice: “El Señor nos librará.” ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones pudo librar a su país de las manos del rey de Asiria? 19 ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvayin? ¿Acaso libraron a Samaria de mis manos? 20 ¿Cuál de todos los dioses de estos países ha podido salvar de mis manos a su país? ¿Cómo entonces podrá el Señor librar de mis manos a Jerusalén?

21 Pero el pueblo permaneció en silencio y no respondió ni una sola palabra, porque el rey había ordenado: «No le respondáis.»

22 Entonces Eliaquín hijo de Jilquías, administrador del palacio, el cronista Sebna y el secretario Joa hijo de Asaf, con las vestiduras rasgadas en señal de duelo, fueron a ver a Ezequías y le contaron lo que había dicho el comandante en jefe.

Notas:
Isaías 36:2 comandante en jefe. Alt. copero mayor.
Isaías 36:5 Tú dices (mss. hebreos y Qumrán; véase 2R 18.20); Yo digo (TM).




Para leer el final de la historia, mejor pinchar en este enlace del capítulo 37 del libro de Isaías.

Pinchar aquí para leer el comentario que hace Mathew Henry acerca del libro de Isaías en la Biblia.

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