martes, 3 de diciembre de 2013

Tú, ¿qué harías?. Casos difíciles.


En nuestros trabajos, a veces nos vemos en situaciones ... llamémoslas "complicadas".


La resolución de problemas éticos en el entorno laboral requiere un criterio firme, sabio y seguro.


CASO 1.

Estás entre compañeros de trabajo. Uno de ellos te enseña una fotografía de una muchacha jovencita y te dice "¿verdad que es guapa?". Tú sabes que este hombre está casado, tiene dos hijos y que ha sido enviado a otro país a trabajar justamente porque en nuestra España estamos en una crisis y falta empleo. También sabes que parte de la nómina la gasta "mal"; con esa chica, y con otras.

Al momento que ves la fotografía, te sientes mal por tu compañero. Te gustaría hacer algo al respecto. Especialmente si alguna vez tienes la ocasión de conocer a la esposa de tu compañero, ¡qué situación tan embarazosa, saber lo que sabes y aparentar ...!.

CASO 2.


Va a haber elecciones sindicales en la empresa. Y durante muchos años ha habido el mismo enlace sindical. Esta vez hay una alternativa, pues otro trabajador se presenta apoyado por otro sindicato. El primero, en connivencia con el gerente de la compañía, empieza a hacer juego sucio, por detrás del otro candidato.

¿Debería denunciar las trampas y coacciones previas a las elecciones?.

CASO 3.

Los trabajos encargados no están saliendo en plazos razonables. La empresa está dando números rojos y mientras tanto algunos operarios u oficinistas están trabajando horas extras. Sabes que algunos de esos compañeros están alargando los tiempos de su tarea para poder echar esas horas extras y cobrarlas, y que aún no ha sido detectado por sus superiores. A tu juicio, esta es una parte del problema de la baja productividad de la empresa y parte de la causa de esos números rojos. Necesitas también un aumento de sueldo, pero te niegas a hacer horas extras, pues también sabes que no son necesarias y aumentaría el problema de la empresa. El dilema se plantea ante dos decisiones inmediatas: desenmascaro a esos compañeros o dejo pasar el tiempo y que se descubra por si solo.



CASO 4.

Recibimos una llamada telefónica de un cliente y el destinatario, mi superior, no quiere hablar con él. Me pide que responda yo y le diga que no está. Si accedo a su petición, ¿podrá estar mi jefe seguro de que cuando yo le hable le estaré diciendo la verdad?.




Resolución de estos casos.

Cuando tratamos con problemas como estos, se nos ocurren muchas cosas para arreglarlo. Todo va a depender de la experiencia que tengas, de la sangre fría y la objetividad, de la importancia que des a cierto aspecto o a otro y la prudencia.

Es muy fácil equivocarse o provocar un daño innecesario.

O faltar a las convicciones propias.

Esto son casos reales que me han ocurrido. Faltan detalles y circunstancias que arrojarían más luz sobre el caso, pero los he omitido para que no haya juicios ajenos, y algunos los he cambiado. La forma en que actué estuvo guiada por un criterio que considero infalible. La Palabra de Dios.

En ella, Dios muestra cual ha de ser la actitud y el pensamiento frente a la vida, el trabajo, la familia, ... y cual debe ser la actitud frente al mal y la corrupción. Es una fuente de sabiduría práctica que en nuestra sociedad se menosprecia. Todos conocemos la ley de la siembra y la siega, la máxima de hacer el bien que quieres que a ti te hagan, los beneficios de la perseverancia, las advertencias contra la deshonestidad. Todo esto y más es tratado en la Biblia.

En cada uno de estos casos, cada cosa fue puesta en su lugar.




Anexo de citas de la Biblia.


La ley de la siembra y la siega / la deshonestidad.
Proverbios 11: 18, 19.
El impío hace obra falsa; mas el que siembra justicia tendrá galardón firme.
Como la justicia conduce a la vida, así el que sigue el mal lo hace para su muerte.


Tratar a los demás como a ti te gustaría que te trataran.
Lucas 11: 25-28.
Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?. Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?. Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.


La perseverancia.
Isaías 26: 3.
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.



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