Somos muchos los trabajadores que respetamos a nuestros
superiores y que además lo hacemos de buen grado. Esto ocurre principalmente
cuando esos superiores son respetuosos y valoran al empleado. Cuando esta
persona tiene un carácter “difícil”, ese respeto que mostramos ya no es tanto
respeto, sino que se transforma en oposición a la autoridad jerárquica. Y esos
jefes pueden actuar injustamente.
La convivencia es tensa.
Puede explotar en cualquier momento.
En mi caso, ¿cuántas veces me han pedido coger un
teléfono y que diga “no está”?. Un buen jefe no debería pedirte eso. Un mal
jefe lo hace. La respuesta que demos a esa orden directa y la actitud que mostremos va a determinar la reacción
del jefe.
Incluso una reacción injusta.
Incluso una reacción injusta.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?.
Vuelvo a la primera carta de Pedro.
Pedro, el gran apóstol, está escribiendo a unos
expatriados, unos inmigrantes en lo que es la actual Turquía. Estos lo están
pasando mal, no solamente por la pobreza, la exclusión social y el desarraigo
de su tierra y sus familiares. Además, están soportando la persecución de Nerón
contra los cristianos.
Es fácil entender que estos cristianos exiliados estuviesen
sufriendo mucho. En el campo laboral, empleados de 3ª, 4ª o 5ª categoría. Pedro
les escribe una carta, que hemos dividido en cinco capítulos, alentándolos a
perseverar en medio de tanto sufrimiento, con la esperanza puesta en
Jesucristo.
Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar. Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. |
En el caso anterior del teléfono. Si mi conciencia me
impide mentir, está bien. Lo pasaré mal si la violento y respondo “no está”.
Pero no va más allá. Un simple descontento conmigo mismo por no haber
soportado, una acusación a la empresa por ponerme en esa situación, y echaré
las culpas al sistema.
SOY UN EMPLEADO DE JESUCRISTO.
Pero como cristiano, he puesto mi conciencia al servicio
de Dios. Desde que tomé a Jesucristo como mi salvador, siempre me he negado a
los engaños. Eso me han valido miradas furibundas de parte de algunos
superiores, otros han elogiado mi honestidad. Mi conciencia me impide mentir.
¿Cómo podría yo llamarme cristiano si obedezco más a los hombres, aunque sea mi
superior, que a mi Señor?.
I
Pedro 2: 21-24.
|
Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. |
Tengo un ejemplo a seguir. El devolvió bien por mal,
sufriendo.
Yo tengo el ánimo de ir con el bien por delante,
soportando a los jefes injustos. Si no tuviera a Dios en mi vida, los enviaría
a freír espárragos. Mi motivación nace del llamado que Jesús me ha hecho para
ser como Él.
Jesucristo es el mejor jefe.
Jesucristo es el mejor jefe.
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