domingo, 24 de mayo de 2015

Economía tradicional o de capital.


Las empresas y los trabajadores tienen diferentes conceptos acerca de los objetivos del trabajo. Tradicionalmente, la subsistencia y el mantenimiento de un tipo de vida tranquilo ha satisfecho a muchas personas, tanto empleadas por cuenta ajena como profesionales free-lance.
Este tipo de economía tradicional con un modo tranquilo de vida refiere a:
  • Para el empleado, realización de una jornada laboral, y después tener tiempo libre para estar con la familia o tomar una caña con conocidos, estar al día en pagos de préstamos e hipotecas, algún viaje,… En la vista de este hombre no está como prioridad el ascenso o el prestigio que el entorno laboral le pueda ofrecer.
  • O para la empresa, un trato con clientes y proveedores que va más allá del mero concepto pecuniario y de responsabilidad comercial, alcanzando la amigabilidad, el respeto y el honor. A veces también, tocar un poco la caja al finalizar la jornada diaria. Tampoco pasa nada si la empresa no crece.
En cuanto al concepto de economía de capital, ambos empresa y empleado son susceptibles de buscar el lucro, además de lo anterior. El concepto de capitalismo está basado en el lucro, es decir, la obtención de unos beneficios con unos recursos disponibles.
En ambos casos hay peligro de perder el punto de vista idóneo, al menos correcto. El tradicional puede verse contento e insensibilizarse ante los problemas que acucian a personas o empresas cercanas. El que opera en términos de lucro puede ser arrastrado a un amor al dinero que contaminará y dañará las relaciones que articule.


Qué dice la Biblia.
En anteriores entradas del blog se han comentado los propósitos que deben perseguirse con el trabajo:
Ganarse la vida.
II Tesalonicenses 3: 12. A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo que tranquilamente se pongan a trabajar para ganarse la vida.

Proveer para el hogar.
Proverbios 31: 27. (La mujer ejemplar) está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio.

Para ayudar a otros.
Efesios 4: 28. El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados.

Para prosperar económicamente.
Proverbios 13: 11. El dinero mal ganado pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece.

Para cuidar de la creación.
Génesis 1: 28Y los bendijo Dios (al hombre y a la mujer), y les dijo: fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

No hace falta cavilar mucho para ver que ambos tipos de economía, cuando están animadas de un espíritu egoísta, pueden tergiversar estos propósitos y convertirlos en  algo perjudicial para sí mismo y para otros.

Propósito
Tradicional
Capitalista
Ganarse la vida
OK. Sin sobresaltos.
KO. Impasible ante las penurias de otros.
OK. Ascenso en la escala social.
KO. Posesiones no necesarias.
Proveer para el hogar.
OK. Necesidades cubiertas.
KO. Existe el peligro de una excesiva frugalidad.
OK. Necesidades cubiertas.
KO. Se puede enmascarar una sustitución de las relaciones por las posesiones materiales.
Para ayudar a otros.
OK. La actitud para ayudar es favorable.
KO. La capacidad para ayudar es limitada.
OK. La capacidad para ayudar es grande.
KO. El ánimo de lucro pondera la decisión de ayuda.
Prosperidad económica.
OK. No es una tentación.
KO. No hay hábito de gestión de beneficios cuantiosos.
OK. Reinversión de los beneficios en sí mismo.
KO. Mayor peligro de avaricia, prácticas deshonestas,…
Cuidar de la creación.
OK. Mejor capacidad para la gestión de unos recursos limitados.
KO. Negligencia al considerar que un grano de arena es muy poco.
OK. Mayor capacidad para la gestión de los recursos.
KO. El cuidado del ambiente está condicionado al impacto económico a acometer.


Conclusión.

Está claro que el análisis es mucho más complejo que lo expuesto aquí. La pretensión es únicamente hacer una comparativa entre los sistemas de economía tradicional y capitalista en Occidente. Ninguno es completamente deseable y ninguno es completamente desechable. Lo que de verdad marca la diferencia es el espíritu que anima las conductas, si la búsqueda de beneficio va más allá del propio individuo y beneficia a otros.



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